Pueblos originarios de la Amazonía escuchando al papa Francisco.

El papa Francisco a los pueblos amazónicos: «¡Alabado seas señor por esta obra maravillosa!»

El discurso del papa Francisco durante el encuentro con los pueblos amazónicos en su viaje apostólico en el coliseo regional de Madre de Dios, Perú. El tema: «defensa de la vida, defensa de la tierra y defensa de las culturas»
Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas:
Junto a ustedes me brota el canto de san Francisco: «Alabado seas, mi Señor». Sí, alabado seas por la oportunidad que nos regalas con este encuentro. Gracias Mons. David Martínez de Aguirre Guinea, señor Héctor, señora Yésica y señora María Luzmila por sus palabras de bienvenida y por sus testimonios. En ustedes quiero agradecer y saludar a todos los habitantes de Amazonía.

Veo que han venido de los diferentes pueblos originarios de la Amazonía: harakbut, esse-ejas, matsiguenkas, yines, shipibos, asháninkas, yaneshas, kakintes, nahuas, yaminahuas, juni kuin, madijá, manchineris, kukamas, kandozi, quichuas, huitotos, shawis, achuar, boras, awajún, wampís, entre otros. También veo que nos acompañan pueblos procedentes del Ande que se han venido a la selva y se han hecho amazónicos. He deseado mucho este encuentro. Quise empezar por aquí la visita a Perú. Gracias por vuestra presencia y por ayudarnos a ver más de cerca, en vuestros rostros, el reflejo de esta tierra. Un rostro plural, de una variedad infinita y de una enorme riqueza biológica, cultural, espiritual. Quienes no habitamos estas tierras necesitamos de vuestra sabiduría y conocimiento para poder adentrarnos, sin destruir, el tesoro que encierra esta región, y se hacen eco las palabras del Señor a Moisés: «Quítate las sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa» (Ex 3,5).
Permítanme una vez más decir: ¡Alabado seas Señor por esta obra maravillosa de tus pueblos amazónicos y por toda la biodiversidad que estas tierras envuelven!

Este canto de alabanza se entrecorta cuando escuchamos y vemos las hondas heridas que llevan consigo la Amazonía y sus pueblos. Y he querido venir a visitarlos y escucharlos, para estar juntos en el corazón de la Iglesia, unirnos a sus desafíos y con ustedes reafirmar una opción sincera por la defensa de la vida, defensa de la tierra y defensa de las culturas.

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