Lima, Perú

Todo es gracia, la vida no es posible sin la gracia de Dios

Carta de una amiga de CL que, al participar en escuela de comunidad, expresa sobre la esperanza y la gracia que nos ha alcanzado

Llegué hace dos semanas a Lima desde Alemania, donde la situación sanitaria está bastante alarmante. Tenía mis dudas acerca de cómo se estaría viviendo esta condición aquí, pero mi primera impresión fue bastante positiva; así que, rápidamente, caí en la tentación de decir: ¡Qué bien hicimos en venir aquí!. Mis hijos se estaban sintiendo a gusto y me ponía contenta verlos así; sin embargo, a la semana de llegar, mi esposo y yo fuimos víctimas de un asalto a mano armada; hubo daños materiales, pero gracias a Dios a ninguno de los dos nos costó la vida. Después de este hecho, nos quedó un gran miedo existencial.

Intentando sacar un juicio de esta situación, me di cuenta que se refrendaba aquello que ya había vivido a principios de la pandemia: pensar que uno no tiene la vida en sus manos, luego sobre ese miedo existencial del cual hablamos en las escuelas. Volví a preguntarme: pero yo, ¿en qué pongo mi esperanza?. La verdad es que me sentía avergonzada con el Señor y con el carisma; coincidiendo en el mismo punto que se dijo hoy: todo es gracia, la vida no es posible sin la gracia de Dios; porque uno se ahoga y se pierde.

Para mí tuve urgencia de contactar nuevamente con mis amigos, pero fue difícil por varios motivos: no disponía de celular por el asalto, la diferencia horaria con Europa y porque dos de mis hijos estuvieron enfermos durante esa semana; sin embargo, pude contactarme con mi mejor amiga, que vive en España y es mi compañía predilecta; ella me contó que había contraído el covid y me expresó lo siguiente: quiero que mis hijos estén bien, pero tengo que reconocer una vez más que no son míos, y quiero que todo sirva para relacionarme más con el Señor. Reza por mi santidad en esta nueva cuarentena. Esto para mí fue un ejemplo concreto de alguien que vive su autoconciencia y desde aquí pude retomar y levantar nuevamente la mirada.

Lima, Perú