A medida que vamos madurando

Página Uno
Luigi Giussani

El 23 de marzo de 1975, Domingo de Ramos, Pablo VI había convocado en Roma a las asociaciones católicas italianas, especialmente juveniles, para una gran manifestación de fe. Acudieron a la cita en un día lluvioso pocos más que los diecisiete mil miembros de Comunión y Liberación. Por la tarde, el Papa concedió al movimiento el uso del Aula Nervi para celebrar una asamblea. Al finalizar su intervención, don Giussani pronunció unas palabras que más tarde volvió a proponer casi idénticas con ocasión del treinta aniversario del movimiento y que reproducimos aquí transcritas de su puño y letra.


A medida que vamos madurando nos convertimos en espectáculo para nosotros mismos y, Dios lo quiera, también para los demás. Espectáculo de límite y de traición, y por eso de humillación, y al mismo tiempo de confianza inagotable en la gracia que se nos da y renueva cada mañana. De aquí procede ese atrevimiento ingenuo que nos caracteriza, que hace que concibamos cada jornada de nuestra vida como un ofrecimiento a Dios, para que la Iglesia exista en nuestros cuerpos
y en nuestras almas a través de la materialidad de nuestra existencia.

Don Giussani